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Rainiero Guerrero

Música en la calle… pero en la calle

Por Rainiero Guerrero

¿Qué ha pasado con la calle y su música en todo este tiempo? No es un encargo fácil, escribir de una historia que estuvo enclaustrada por más de dos años, es como escribir con un enorme paréntesis de 24 meses y seguir, pero a pesar y muy a pesar de todo, la historia se ha seguido escribiendo ahí, principalmente desde el 18 de octubre de 2019. De alguna manera volvimos a poner atención en la calle porque los muros comenzaron a hablar, las marchas entregaron el relato y la música ¿la música? También tuvo su lugar, algo reciclado por algunos momentos, en otras instancias algo más con pie forzado y algunas manifestaciones que realmente no eran necesarias. Pero más allá de esa oficialidad que todos vimos o escuchamos de una u otra manera, también hubo explosiones que tienen que ver con una nueva forma de entender industria porque el fenómeno es el mismo, pero con otra ropa, otro público, otro dialecto y en otro lugar geográfico.


En marzo de 2022 me tocó hacer la cobertura de Lollapalooza para Radio Futuro. Era nuestra primera salida a terreno luego de este “paréntesis” y el rock no era lo que llamaríamos la principal atracción de la franquicia internacional. Nuestro periodista, apostado en una suerte de Paseo Ahumada o peatonal del Parque Bicentenario de Cerrillos se aproximaba a todos y todas. Las poleras de Foo Fighters, de The Strokes, de Metallica, de AC/DC abundaban por todas partes y al ser consultados por qué artistas vinieron a ver, las respuestas no eran muy disímiles, yo diría más bien, bastante homogéneas: “Marcianeke”, “Pablo Chill-E”, “Princesa Alba” y toda una fauna de artistas muy lejanos de la línea editorial. Todo el peso social y el blanco clasista sobre un nuevo artista, sobre cómo se viste, sobre cómo habla, se desvanece de un solo segundo cuando ese de la “pobla” es el que está sobre el escenario, mientras que el que viene de “arriba” no tiene más que aplaudir hasta con los pies si es necesario, porque tal y cual el rock & roll hizo estallar a una nueva generación en 1955, o como el punk escandalizó a toda la sociedad con esa cosa “impresentable” en forma y fondo, lo urbano es la revolución. “Venimoh de la pobla chuchetumare… arriba las manos cabroh” fue el grito que me tocó escuchar en uno de esos paseos como por Parque Bicentenario de Cerrillos. El rugido popular fue un estallido de goce sin culpa, sin contraindicaciones y voces distintivas, la respuesta fue del público de “arriba”, ese que paga (o le pagan) por esas tres jornadas de encierro musical, digital y social.


¿Es música de la calle? Y sí. ¿Y el rock no viene se la calle? Y sí. ¿Y acaso el punk no llegó desde los suburbios? Y sí. ¿Y por qué carajos, si después de un estallido social no surgió una nueva canción protesta desde la mismísima calle? ¿Por qué los medios y la industria pusieron el spotligh en este género denominado como ‘urbano’ y donde el gran mensaje de fondo que la mamita se lo pase al papito, porque el papito te va destrozaaaa? ¿Qué pasó? ¿No que esos temas se habían acabado? ¿Cambió o no cambió Chile? El escritor Rafael Gumucio dijo en una entrevista, para la emisora donde trabajo, que después de la pandemia es un misterio saber si el hombre habrá entendido el mensaje y modificado sus comportamientos, pensando en un futuro mejor, nada, “lo único que tengo claro es que después de la pandemia viene la orgía”.


Tiendo a pensar entonces que lo que hoy día se está escuchando, está predominando en toda la industria mundial de la música tiene que ver con esto ¿o no? Una suerte de excusa perfecta para desatarse luego de dos años guardados como perros en la guardería, sometidos al látigo de la información binaria, confrontacional e ideológica.


Acabo de tomar una decisión radical para continuar con la redacción de estas líneas; mientras en la radio sonaba el increíble e imperecedero solo de guitarra de David Gilmour para la canción ‘Confortably Numb’ de Pink Floyd, he decidido cortarlo abruptamente y sumergirme en el mundo del ‘urbano’. Acabo de encender una playlist de Spotify llamada ‘Urbano chileno’ y vamos con todo. La primera canción se llama ‘Tota’, es una colaborativa entre los artistas Drago 200 y AK4:20, de álbum ‘Inmortales’ de 2021. Dice en su estribillo Ey, la mari me sube la nota, je. Y ese culo te rebota, je. La mari me sube la nota, je, je. Y ese culo te rebota”. ‘Tota’ tiene más de 22 millones de reproducciones, sólo en Spotify.


La playist continúa con ‘Cu4tro’, una cooperación musical y creativa entre Pablo Chill-E y Polimá Westcoast. Dice su prosa “Vamo' a hacerlo, una, do' y a las tres ponte en cuatro Una, do' y a las tres ponte en cuatro. Una, do' (do'), una, do' (do'). Una, do' y a las tres ponte en cuatro”. Actualmente tiene más de 36 millones de reproducciones. ¿Seguimos? Seguimos. La canción se llama ‘Big Cut’, original de Galee Galee junto a Harry Nach y dice: “ShiShi, Yakuza, sácala, úsala. Tengo una perra francesa, mami, uh lalá. No te haga' la princesa, mami, chúpala. La más rica de tu Insta' ya le dimo', ya”. 34 millones de reproducciones. Marcianeke, probablemente el más mediático personaje de toda la escena, trasversamente conocido y seguido sin distinciones de ni un tipo clases, grupo, etc. Nuestro ‘Marcianeke’ también tiene suyo con sólo una pequeña muestra y el tema ‘Tussi Code Mari’, que actualmente suma más de 30 millones de reproducciones, lejos de ‘Los Malvekes’ que tiene 85 millones de click, dice ‘Tussi…’: “La poli verde por cazarme y no pasa nada. Cada lado que vamo' llegamo' en caravana. Mi compa cocinando como todas las mañana'. Estamos a otro level, somos todos anti rana”.


Las mujeres también tienen la palabra y la figura de Soulfia, entre muchas importantes, se erige como una de mejores exponentes del género, reciente ganadora del premio PULSAR como mejor artista revelación, grabó la canción ‘Rika’ junto a ‘Loyalttie’ y que a pesar de que cuenta con más 400 mil reproducciones, ese es un número que ya se lo quisiera cualquiera banda de rock emergente de esta larga y angosta faja de tierra. “Mi cuerpo Curvy te domina soy la real perra fina sabe bien que estoy mordida de Dios soy la elegida, esa mami es cohibida mi pussy extrovertida sabe que la tengo enviciada cuando me rebota encima, mi cuerpo curvy te domina, mi cuerpo curvy te domina loyaltty y soulfia, mi cuerpo curvy te domina soy la real perra fina sabe que la tengo envicia cuando me rebota encima”.


Por último, quisiera sumar un antecedente más a esta data, la canción ‘Ultra Solo’, compuesta por Polimá Wescoast y realizada junto a la otra figura del urbano chileno ‘Pailita’ y lanzada a principios de 2022, tiene actualmente 139 millones de reproducciones en Spotify. En tanto en Youtube han sido más de 54 millones de veces que se ha reproducido.


El jueves 16 de junio de 2022, se lanzó la versión de ‘Ultra Solo Remix’, la misma canción pero ahora en un remix junto a Paloma Mami, Feid, De la Ghetto y Pailita. La canción tuvo a más de un millón de personas conectadas en Youtube a la espera del estreno. Pocas horas después se informó que la canción debutó en 32 a nivel mundial, 1 en Chile y en el top 200 de 18 países, según los datos de Spotify.


Sexo desenfrenado, sin espacio para límites y con imaginación a disposición. Si quieres tirar en Miami, probablemente ya hay una canción que te lleve allá. Millones en billetes, oro y “naes”, que subentiende como el modo de movilización de estas superestrellas, que por primera vez se hacen de la primera línea de la industria, pero no sólo venidos de una extracto más o menos precario. Polima Westcoast es hijo de chilena y angoleño, nacido y criado en la comuna de independencia. Claro, Luís Dimas provenía de un origen modesto y para poder triunfar, había que moldear la imagen y el discurso, probablemente un let motiv permanente en la escena. Esto es distinto, hijos de finales de los 90 y mayormente del siglo XX, dando rienda suelta a sus impulsos carnales, fetiches pornos, lujos lujurioso que tienen un punto de partida en Centroamérica, cuna de toda esta escena vinculada al ritmo del reggeaton. Hace 10 años también se podía hacer este estilo, pero qué es eso de andar en un auto con minas y un abrigo de piel, cómo se te ocurre. Bueno, 10 años después pueden hacer lo que quieran y sin ser apuntados, teniendo la atención de los medios (más no respeto), pero más importante que eso, tienen a la gente, tienen al público que traducidos en click son millones, literalmente, que escuchan cada una de sus historias de amor, de desamor, de sexo, de perversiones, de lujos, de viajes y un estilo de vida que muchos quisieran, que aparentemente se lo pueden dar y que no tiene prohibiciones. Después de la pandemia, vino la orgía y todo está permitido.


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