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Esperanza Aguirre Palma

MERMELADA GENERACIONAL/ Esperanza Aguirre Palma

Actualizado: 31 ene




¿Alguna vez te has fijado en los cerezos? 

 

            No sé tú, pero yo desde pequeña los he notado, cuando voy a ver a mi abuela en verano, siempre tiene un plato de cerezas para comer juntas, además son la fruta favorita de mi mamá. Ella cuando chica, pensaba que las cerezas brotaban del suelo, así que las dibujaba así, todas desparramadas en un arbusto, mi abuela al darse cuenta, la llevo a conocer un cerezo por primera vez a los 7 años. A esa edad yo también tuve un acercamiento lindo con las cerezas: en mi escuela, había un árbol enorme que yo nunca pude escalar, sin embargo en el suelo a la altura de sus raíces crecían unas pequeñas y rojizas cerezas, de un sabor medio ácido. Yo y mis amigas nos pasábamos todos los recreos tratando de encontrar la cereza más dulce, buscando en las frutas más nuevas, sin saber que las más viejas y arrugadas eran las que guardaban el secreto del dulzor, aunque toda su vida lucharon para encontrarlo. 

 

            Las cerezas se parecen a mi abuela, a mi mamá y a mí, todas tenemos una historia diferente con ellas, con su sabor y su color. Todas hemos luchado.  

 

*

¿Y sus raíces, las has visto?  

 

            Verano, 1948 Faltaba un año para que a las mujeres en Chile, se les concediera el derecho a voto. Ese año nació mi abuela. Hija de un obrero ferroviario y una lavandera, a los 13 años entró a la escuela normal para ser profesora y con 18 años salió y ejerció. 1970 el candidato Salvador Allende, de la Unidad Popular, sale electo presidente de Chile, justo la primera votación en la que mi abuela participó . Lo describe como una etapa de inmensa alegría, contribuyendo a la construcción de un país donde todas tuviéramos más derechos, la alegría duró poco, en 1973 un golpe de estado instauró en Chile una dictadura militar, atropellos, torturas, muertes, desapariciones, miedo, pero también fuerza para luchar contra las injusticias. 

 

*

¿Te has fijado en su tronco? 

Es la parte del árbol que le da soporte. 

 

            Llega el otoño de 1975, mi mamá nace la noche del 21 de Mayo, en un hospital en la Región del Bío Bío, mi abuela dice que era hermosa, pálida, robusta y de labios rojitos como una cereza. Crece rodeada de cariño, atenciones y del horror de la dictadura, pero también de convicciones y esperanzas en que eso tenía que cambiar. Llega la década de los 90 y con 15 años mi mamá pasa a ser dirigente estudiantil junto con sus compañeras en el liceo de niñas, experiencia que 30 años después yo también tuve a mis quince años. 

 

*

¿Y su copa la has visto? 

 

         Invierno 2007 nace Esperanza. Mi mamá dice que yo era hermosa, pero yo me veo en las fotos y creo que no era muy objetiva. Mi abuela cuenta que me llevaron a la sala de neonatología bien envuelta y cuando me dejaron en la cuna me las arreglé para sacar mi brazo del lulo. De recién nacida libre, dicen por ahí. Mi infancia estuvo rodeada de personas que me quisieron mucho, cuando llegue a Valdivia conocí el verde de la ciudad y el azul de sus aguas, recorrí sus calles contenta y acompañada. 2019 todas a la calle, cuidado que vienen los pacos, que no te reconozcan, escóndete, lucha y ponte capucha. Hay muchas compañeras detenidas, sus madres las buscan desesperadas por las comisarías, ¿Dónde están? la historia se vuelve a repetir. ¿Las vamos a encontrar? Sí, lo logramos, no están completas, faltan sus ojos, pero estamos con la vista más alerta que nunca.  Todas somos rojas, no importa que tan arrugadas, nuevas, grandes, chicas o convencidas estemos. Todas tenemos algo que decir. 

 

¿Y ahora lo ves completo? 

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